domingo

61.

De pisotear las olas llevándote a cuestas, de subirte a las estrellas, de ponerles tu nombre, aunque tu belleza supere la suya. De recorrer tu cuello, de jadear en silencio, de acomplejarme ante la maravilla de tus lunares. De despertar con tu pecho como almohada, de girarme en mitad de la noche y encontrarme con tu risa de frente. De acojonarme cuando me rozas la mano, de temblar cuando me miras, tan quieta, casi tan preciosa como la luna que está siendo testigo de tus gemidos. De perder la vergüenza y el miedo de la noche a la mañana, de arañarte la vida, de meterme en ella y descomponerla, de descomponerte. De agarrarme a tu cintura para no caer por el precipicio, de marearme en tus caderas, de dejarme la voz entre tus piernas. De dormirme al compás de tus latidos, y de echar en falta el piti de después.

2 comentarios:

  1. Si fuera un diccionario sobreescribiria la definición de literatura con tu nombre.

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