miércoles

81.

Era que estaba harto de los gatos negros
de la mala suerte
de beber los lunes
y fumar los jueves
de los paraguas rotos
de respirar orgullo
de las películas que siempre empiezan
pero nunca terminan.
Era que se sabía de memoria
el número de pasos que había hasta su ventana,
que conocía cada gesto que hacía
cuando se dejaba ser ella misma y se rendía
ante lo que muchos llaman rutina
y otros llaman vida
era que sabía las palabras
para hacerla estallar
conocía la formula secreta
para sentir sus latidos al máximo
y era capaz de desatar seísmos
debajo de su piel.
Ella era increíble
como sacada de un cuento de princesas
una novela de aventuras
y una película de amor
todo junto
y sin descansos.
Ella tenía en su pelo
el olor dulce de la lluvia
tenía en su pecho
la mejor de las fragancias
tenía en sus caderas
el mayor precipicio por el que caer de bruces
y tenía entre sus piernas
el mejor escondite jamás descubierto.
Encajaban como las piezas del puzle
más hermoso de todos los tiempos.
Reían juntos como si fueran niños pequeños
tiernos
inocentes
y enamorados.
Y se querían todo el rato,
a todas horas,
como si la tierra se fuera a hundir bajo sus pies
en cualquier momento
y tuvieran mucho más que echar de menos.

2 comentarios:

  1. Oh me encanta! Te has superado.
    Cada vez me enamoro más de esa poeta que hay en ti. Felicidades porque es estupendo.

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    1. ¡Muchas gracias! Le estoy cogiendo el gusto a esto de escribir esperando tu comentario!

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