Y es que
cuando ella pasaba por delante
se te olvidaba el día de la semana
y el mes
y el año
y la vida
para acercarte a pedirle fuego
-aunque no fumaras-
Y es que
era imposible no deshacerse
ante la maravilla de su falda
Que he viajado en aviones que volaban más bajo
y con menos turbulencias
y con menos afectados
Y es que
lo normal era que siguieras el eco de sus pisadas
que te conducían a las más bonitas avenidas
-aunque estas estaban entre sus piernas-
por muy feas y enfadadas que estuvieran las aceras
al no ser pisadas por sus zapatos
Y es que
si ella te llevaba
cualquier lugar era el más bonito del mundo.
La espera fue merecida. Temo el día que se me acaben las palabras y no sepa como agradecerte que escribas para ofrecernos vida. Muchas Gracias. Sigue así.
ResponderEliminarA mí se me acaban las palabras de agradecimiento!
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