lunes

75.

Me pueden las despedidas.
Las manos huesudas.
Las espaldas de hombre.
Los fuegos artificiales.
Las caricias en la nuca.
Los besos en los muslos.
Las ojeras marcadas.
El sabor a caramelo.
Los ojos color marrón eternidad.
El olor de las velas encendidas.
El tic-tac de los relojes ansiosos
por cumplir una hora más
como si no tuvieran suficiente con 24 al día.
Pero sobre todo
lo que más me gusta
es oírte susurrar mi nombre
muy despacito
casi como rogando que te haga feliz.
Aunque ya no sea capaz.

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